El custodio trata sobre la historia de una familia que en la primera mitad del siglo XX escapa de la extrema violencia de las grandes guerras y de las tiranías de sádicos dictadores, y asume la peligrosa búsqueda de un mundo mejor. Habla, por lo tanto, de los procesos de emigración e inmigración: del desarraigo, de las familias partidas, de los seres queridos que probablemente no se van a volver a ver nunca más, de la pérdida del sentido de pertenencia, del olvido del idioma y del perfume de la tierra, y habla también del deseo motivante de una vida mejor: habla –como diría Eladia Blázquez–, de la “loca esperanza” que alimenta la voluntad de no abandonarnos, de la lucha por una existencia que merezca ser vivida. 

Diego Félix San Martín construye una narración a mano firme, llena de peripecias y reflexiones, que nos conduce, sin perder jamás el interés, hasta el desenlace. Ambientada en el período que comprende el final de la Primera Guerra Mundial, la declaración de la independencia de Lituania en 1918, los enfrentamientos entre Polonia y la Unión Soviética, las sucesivas caídas de la ciudad de Vilna en manos polacas, soviéticas y alemanas, la Segunda Guerra Mundial, y la invasión y el sometimiento de todos los países bálticos por parte de la Unión Soviética luego del derrumbe alemán, El custodio es también una historia de espionaje y contraespionaje, de personajes atravesados por acontecimientos tan apasionantes como trágicos.