Yo no escribo, construyo una poética, suele proclamar el autor de esta novela, y con esa afirmación remite no solamente a los elaborados procedimientos literarios ya reconocidos, sino y fundamentalmente a que hace aparecer una galería de personajes y circunstancias de una manera infrecuente -en el otro lado de la trama social y consabida- y todos atravesados por una desbordada ansiedad que es también su destino; inevitable, fatal, el deseo que los arroja en brazos de otros homrbes asume la característica más diversas, y en esa diversidad lo sagrado y lo profano se imbrincan de una manera perturbadora y siempre fascinante. En esta novela el autor ha querido profundizar sus recursos narrativos y lo hace entrecruzando las pasiones de cada uno de los concurrentes a este cine para adultos (ubicado en la plaza Miserere) con variadas estructuras gramaticales y poéticas, reflejandio las prácticas sexuales en su doble vertiente: el despliegue corporal liso y llano, y su profundo significado. Y si hay desesperación, que no se note, exclama uno de los participantes. En ese sentido, los encuentros circunstanciales de estos personajes en las ardorosas noches de los sábados adquieren una relevancia que supera la mera exposición de una costumbre en vías de desaparecer (Según se vaticina) y revela un contexto social y colectivo de profundas resonancias. Ganador de numerosos premios literarios y elogiado por los críticos y escritores más prestigiosos del panorama literario argentino, Gómez vuelve a encandilarnos con un lenguaje que resignifica el habla de sus personajes habituales -policías, muchachitos y migrantes- dotándolos de una extremada subjetividad y al servicios de sus deseos más recalcitrantes.

El cine de los sábados obtuvo la Primera Mención Honorífica del Fondo Nacional de las Artes (año 2010), con un Jurado integrado por María Teresa Andruetto, Esther Cross y Leopoldo Brizuela.

El cine de los sábados - José María Gómez

$9.500
El cine de los sábados - José María Gómez $9.500

Yo no escribo, construyo una poética, suele proclamar el autor de esta novela, y con esa afirmación remite no solamente a los elaborados procedimientos literarios ya reconocidos, sino y fundamentalmente a que hace aparecer una galería de personajes y circunstancias de una manera infrecuente -en el otro lado de la trama social y consabida- y todos atravesados por una desbordada ansiedad que es también su destino; inevitable, fatal, el deseo que los arroja en brazos de otros homrbes asume la característica más diversas, y en esa diversidad lo sagrado y lo profano se imbrincan de una manera perturbadora y siempre fascinante. En esta novela el autor ha querido profundizar sus recursos narrativos y lo hace entrecruzando las pasiones de cada uno de los concurrentes a este cine para adultos (ubicado en la plaza Miserere) con variadas estructuras gramaticales y poéticas, reflejandio las prácticas sexuales en su doble vertiente: el despliegue corporal liso y llano, y su profundo significado. Y si hay desesperación, que no se note, exclama uno de los participantes. En ese sentido, los encuentros circunstanciales de estos personajes en las ardorosas noches de los sábados adquieren una relevancia que supera la mera exposición de una costumbre en vías de desaparecer (Según se vaticina) y revela un contexto social y colectivo de profundas resonancias. Ganador de numerosos premios literarios y elogiado por los críticos y escritores más prestigiosos del panorama literario argentino, Gómez vuelve a encandilarnos con un lenguaje que resignifica el habla de sus personajes habituales -policías, muchachitos y migrantes- dotándolos de una extremada subjetividad y al servicios de sus deseos más recalcitrantes.

El cine de los sábados obtuvo la Primera Mención Honorífica del Fondo Nacional de las Artes (año 2010), con un Jurado integrado por María Teresa Andruetto, Esther Cross y Leopoldo Brizuela.