Cuando apenas se ha acallado el centenario de la muerte en combate de José Martí, el prócer, el padre de la patria y de la literatura cubana, Antonio José Ponte inicia su reflexión de “heredero” con el relato de los avatares de un sobretodo exiliado del museo para hacerse cargo de su función, la de proteger del frío. Como ese sobretodo, los trabajos reunidos en este libro intentan volver sobre sus pasos abrigando otros recorridos posibles de lectura. Uno de ellos es preguntarse sobre la productividad de los textos martianos, tratar de horadar la totalidad de la Obra desligándola de la presión de la biografía según caminos ya muy transitados. Otro, no deja de atender a las redes que ese emblema ha tendido en la construcción de una literatura nacional –aunque haya sido y sea tarea ímproba separarlo de la construcción de la nación y, desde aquí, de la misma América Latina. SUSANA ZANETTI