Aparentemente disímiles, estos Dos poemas inconclusos tienen en común sumergirnos en la inasible materia de la memoria que envuelve toda subjetividad, pero que en el escritor, y en todo artista, es llave de enigmas de su obra. 

En el primero de estos “poemas inconclusos”, la voz poética asume la posición testimonial. En el escenario bonaerense de la localidad de Spegazzini, sus personajes hablan desde los lazos de una familia, construida a partir de la inmigración, el trabajo y la naturaleza, a veces doblegada por la utilidad.
El segundo, en plano ficcional, se trama con recortes en la juventud de Kafka. Las voces susurran y dialogan en la emblemática Praga, y nos acercan al enrejado de las relaciones paterna y fraterna del escritor.

En ambos textos, la poética de Nosotti va abriendo ventanas, esas que separan la memoria –involuntaria, azarosa–, del recuerdo –las huellas que el tiempo puede o intenta ordenar. Las imágenes y el ritmo de sus versos se ahondan con las elipsis, los silencios, pero ellos ¿nos someten como lectores al encubrimiento o a la ensoñación?  Dice Nosotti “Recupero una historia/que es tan mía que no me pertenece”. Porque la memoria siempre es incompleta, inconclusa, se va rearmando tanto en lo real como en lo imaginario, y puede trasvasarse, por la poesía, a la lejanía de otros instantes y otros espacios.

Liliana Ponce

 

Dos poemas inconclusos - Mario Nosotti

$12.000
Dos poemas inconclusos - Mario Nosotti $12.000

Aparentemente disímiles, estos Dos poemas inconclusos tienen en común sumergirnos en la inasible materia de la memoria que envuelve toda subjetividad, pero que en el escritor, y en todo artista, es llave de enigmas de su obra. 

En el primero de estos “poemas inconclusos”, la voz poética asume la posición testimonial. En el escenario bonaerense de la localidad de Spegazzini, sus personajes hablan desde los lazos de una familia, construida a partir de la inmigración, el trabajo y la naturaleza, a veces doblegada por la utilidad.
El segundo, en plano ficcional, se trama con recortes en la juventud de Kafka. Las voces susurran y dialogan en la emblemática Praga, y nos acercan al enrejado de las relaciones paterna y fraterna del escritor.

En ambos textos, la poética de Nosotti va abriendo ventanas, esas que separan la memoria –involuntaria, azarosa–, del recuerdo –las huellas que el tiempo puede o intenta ordenar. Las imágenes y el ritmo de sus versos se ahondan con las elipsis, los silencios, pero ellos ¿nos someten como lectores al encubrimiento o a la ensoñación?  Dice Nosotti “Recupero una historia/que es tan mía que no me pertenece”. Porque la memoria siempre es incompleta, inconclusa, se va rearmando tanto en lo real como en lo imaginario, y puede trasvasarse, por la poesía, a la lejanía de otros instantes y otros espacios.

Liliana Ponce