Dos gardenias es un libro cautivante en el que se cuentan diferentes experiencias, cosas vistas y oídas a lo largo de varios viajes, con una mirada atenta al detalle, a lo opaco de las personas y sus motivaciones y a cierto carácter enigmático de la vida. Si bien no se trata de un diario de viajes sino de un libro de recuerdos de viajes, de todas maneras nos lleva a viajar a las líneas de Nasca y al cuarto de hotel de su descubridora, a Cuba en busca de una poeta esquiva, de luna de miel a Río con un errático dueño de casa, a conocer un cura milagroso en Rosario, a toparnos por casualidad con cilindros receptores de rayos cósmicos en Mendoza, entre otras circunstancias. Los fragmentos narrados nos producen una suave extrañeza que el narrador no busca nunca explicar. Con una escritura rica en conexiones y comparaciones inesperadas, en referencias a lecturas y en reflexiones sobre la narración de los recuerdos de viaje, Dos gardenias nos hace ver con nuestros propios ojos y lleva a que lo que cuenta pase para nosotros. Pedazos de vida, de personas y de lugares que podemos atisbar con preguntas abiertas que quedan vibrando. Lo que importa, nos señala con delicadeza este libro, es nunca perder la mirada del extranjero y la disposición para captar el instante quebradizo en el que algo se muestra.

Cecilia Ferreiroa

 

Dos gardenias - Hernán Lucas

$14.000
Dos gardenias - Hernán Lucas $14.000

Dos gardenias es un libro cautivante en el que se cuentan diferentes experiencias, cosas vistas y oídas a lo largo de varios viajes, con una mirada atenta al detalle, a lo opaco de las personas y sus motivaciones y a cierto carácter enigmático de la vida. Si bien no se trata de un diario de viajes sino de un libro de recuerdos de viajes, de todas maneras nos lleva a viajar a las líneas de Nasca y al cuarto de hotel de su descubridora, a Cuba en busca de una poeta esquiva, de luna de miel a Río con un errático dueño de casa, a conocer un cura milagroso en Rosario, a toparnos por casualidad con cilindros receptores de rayos cósmicos en Mendoza, entre otras circunstancias. Los fragmentos narrados nos producen una suave extrañeza que el narrador no busca nunca explicar. Con una escritura rica en conexiones y comparaciones inesperadas, en referencias a lecturas y en reflexiones sobre la narración de los recuerdos de viaje, Dos gardenias nos hace ver con nuestros propios ojos y lleva a que lo que cuenta pase para nosotros. Pedazos de vida, de personas y de lugares que podemos atisbar con preguntas abiertas que quedan vibrando. Lo que importa, nos señala con delicadeza este libro, es nunca perder la mirada del extranjero y la disposición para captar el instante quebradizo en el que algo se muestra.

Cecilia Ferreiroa