Durante el proceso de ensayos El Director le pide a La Actriz que por favor escriba un diario.
La Actriz lo hace y no puede dejar de hacerlo. Los ensayos se hacen eternos, la fecha de estreno se pospone varias veces, el diario carga con una parte del recorrido de la construcción viva de un acontecimiento teatral. La Actriz se pregunta y contesta La Obra.

La publicación de esta obra-libro no es un accidente. Es una intención. De compartir los procesos de una actriz-mutante, y de dejar constancia que en algún lugar, en algún momento de la historia hubo una obra más fuerte que el mundo y que sus palabras podrán ser leídas y releídas, interpretadas y reinterpretadas, compuestas y recompuestas por quien quiera donde quiera y cuando quiera. El teatro vive si hacemos temblar el piso y esta obra se trata de un terremoto.

La sobreexplotación de la actriz: la insistencia, el sacrificio. Una actriz en la hoguera. Una Juana de Arco de la República de Chacarita. El mundo quema mujeres. Aquello que no logramos entender: ¡al fuego! Se sobreexplotan los empleados de las multinacionales y los empresarios se hacen millonarios ¿Por qué no sobreexplotar a una actriz del teatro independiente porque sí? ¿Para lograr qué? El trabajo y el esfuerzo del teatro usados para nuestra salvación, para nuestra supervivencia, para dejar de pensar, o para alejarnos de la angustia de la vida municipal. Hacer teatro: un dispositivo para gastar nuestros días. Ensayar: un dispositivo para volver a casa reventados del ensayo. La lógica perversa de la producción capitalista usada para nada, sin propósito alguno, subvertida. ¿He ahí nuestra “revolución”?

Ilustraciones de Flor Sánchez Elia

Con prólogo de Federico Irazábal