TRADUCCIONES ORIGINALES DE
LA DANZA (Isadora Duncan, 1909)
MI VIDA (Isadora Duncan, 1927)
LA HISTORIA (NO)ESCRITA DE ISADORA DUNCAN (Mary Desti, 1929)
+ OTROS DOCUMENTOS

 

PRÓLOGO (fragmento):

Los libros que componen (des)ordenando a Isadora Duncan nos acercan a una lectura que sirve para cuestionar los binarismos. Lo binario es siempre una fórmula independiente del contenido. Este material introduce la noción de que es ridículo pensar al cuerpo, la danza y a los sujetos del pasado bajo coordenadas actuales y lo revelador que es la contextualización y el movimiento de las piezas, para conmover aquellas que parecen ser las respuestas obvias. En los relatos de Isadora y Mary Desti se hacen visibles los baches, las contradicciones, el uso subjetivo del tiempo.

El hecho de que no tengamos más que trazos y fotografías de Isadora es una maravilla. Una invitación a verla a través de los muchos ojos que la dibujaron y fotografiaron, a leerla en lo que dejó escrito, en quienes la conocieron y escribieron sobre ella. Tomando prestada la pregunta de Isadora “¿Cómo elegiremos a la persona de la cual hablar en este libro?”, (des)ordenando a Isadora Duncan, elige no responder. Sólo puntuar.
En este sentido, se hace muy evidente que es tan risible pensar que Isadora es parte de la evolución de LA danza o la madre de la danza moderna, como que una gallina sea la evolución de un dinosaurio o una escultura griega sin color la evolución del arte griego. Estas afirmaciones borran el acto de la creación, como la bisexualidad borra la diversidad, ese espacio de juego, en donde un whisky derramado sobre unas sandalias puede constituirse como la causa no develada del marketing más maravilloso en la historia de la danza. Isadora escribe sobre lo que efectivamente habla, de lo que repite hasta el cansancio. La complejidad del discurso de Isadora abre infinitas preguntas que ella desliza sin tapujos. ¿Quién escribe?

¿Sobre quién escribe? ¿Para qué escribe?

El abordaje de (des)ordenando a Isadora Duncan cuestiona los posicionamientos de verdad respecto de la figura de un artista, pone en jaque su falta de plumas, colores, escamas y tiempo. Se interroga sutilmente por ellas. No es la intención develar nada oculto en el texto, sino convocar el foco hacia eso que está enunciado, eso que está en la escritura misma, ese esqueleto de letras que reclama de un lector un recorrido con el texto. La invención de su carne.

En definitiva, este libro que usted podría llegar a encontrarse no está escrito de una vez y para siempre, depende de su acto de lectura, porque las plumas y los colores aparecen aunque unx no los esté buscando, en ese espacio intermedio donde una marcación del otrx invita a una asociación singular. Y, allí, usted podrá decidir.

Fátima Sastre

(des)ordenando a Isadora Duncan - Josefina Zuain

$30.000
(des)ordenando a Isadora Duncan - Josefina Zuain $30.000

TRADUCCIONES ORIGINALES DE
LA DANZA (Isadora Duncan, 1909)
MI VIDA (Isadora Duncan, 1927)
LA HISTORIA (NO)ESCRITA DE ISADORA DUNCAN (Mary Desti, 1929)
+ OTROS DOCUMENTOS

 

PRÓLOGO (fragmento):

Los libros que componen (des)ordenando a Isadora Duncan nos acercan a una lectura que sirve para cuestionar los binarismos. Lo binario es siempre una fórmula independiente del contenido. Este material introduce la noción de que es ridículo pensar al cuerpo, la danza y a los sujetos del pasado bajo coordenadas actuales y lo revelador que es la contextualización y el movimiento de las piezas, para conmover aquellas que parecen ser las respuestas obvias. En los relatos de Isadora y Mary Desti se hacen visibles los baches, las contradicciones, el uso subjetivo del tiempo.

El hecho de que no tengamos más que trazos y fotografías de Isadora es una maravilla. Una invitación a verla a través de los muchos ojos que la dibujaron y fotografiaron, a leerla en lo que dejó escrito, en quienes la conocieron y escribieron sobre ella. Tomando prestada la pregunta de Isadora “¿Cómo elegiremos a la persona de la cual hablar en este libro?”, (des)ordenando a Isadora Duncan, elige no responder. Sólo puntuar.
En este sentido, se hace muy evidente que es tan risible pensar que Isadora es parte de la evolución de LA danza o la madre de la danza moderna, como que una gallina sea la evolución de un dinosaurio o una escultura griega sin color la evolución del arte griego. Estas afirmaciones borran el acto de la creación, como la bisexualidad borra la diversidad, ese espacio de juego, en donde un whisky derramado sobre unas sandalias puede constituirse como la causa no develada del marketing más maravilloso en la historia de la danza. Isadora escribe sobre lo que efectivamente habla, de lo que repite hasta el cansancio. La complejidad del discurso de Isadora abre infinitas preguntas que ella desliza sin tapujos. ¿Quién escribe?

¿Sobre quién escribe? ¿Para qué escribe?

El abordaje de (des)ordenando a Isadora Duncan cuestiona los posicionamientos de verdad respecto de la figura de un artista, pone en jaque su falta de plumas, colores, escamas y tiempo. Se interroga sutilmente por ellas. No es la intención develar nada oculto en el texto, sino convocar el foco hacia eso que está enunciado, eso que está en la escritura misma, ese esqueleto de letras que reclama de un lector un recorrido con el texto. La invención de su carne.

En definitiva, este libro que usted podría llegar a encontrarse no está escrito de una vez y para siempre, depende de su acto de lectura, porque las plumas y los colores aparecen aunque unx no los esté buscando, en ese espacio intermedio donde una marcación del otrx invita a una asociación singular. Y, allí, usted podrá decidir.

Fátima Sastre