La deserción genera vacío y nos da pánico. La inclusión como antídoto se parece mucho a un alplax o a la policía. Los Gonzáles, unos pibitos que ranchaban en Devoto, medio escondidos, medio a la vista de todos, armando un mundo desquiciado, imposible, enorme y diminuto, que se abre para que nada vuelva a ser lo mismo, que se cierra para que todo siga igual. El libro, un ensayo, varias anécdotas, una historia que martilla la comodidad, una no ficción fabulada. Nadie sale vivo de aquí, de este universo de los Gonzáles lleno de drogas, trabajadores sociales, militancias y buenas intenciones. ¿No es mucho cargar de conceptos forzados a tres guachines perdidos en el vapor del poxirán? Un relato, una historia, una imposibilidad, varias mentiras. Valeriano hace suyo el descubrimiento por vía propia. Andar con los pibes sin guiarlos o, mejor dicho, disponerse a ser guiado por esa fuerza. Solo estar y pensar, armar banda, fabular el presente. Abrir la vida para alojar aquello que no sabemos bien de qué se trata pero que es fuente de manija, de sobresalto, de agitación, modo instintivo de concebir la vida desgarrada.

Deserción, inclusión y muerte - Diego Valeriano

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La deserción genera vacío y nos da pánico. La inclusión como antídoto se parece mucho a un alplax o a la policía. Los Gonzáles, unos pibitos que ranchaban en Devoto, medio escondidos, medio a la vista de todos, armando un mundo desquiciado, imposible, enorme y diminuto, que se abre para que nada vuelva a ser lo mismo, que se cierra para que todo siga igual. El libro, un ensayo, varias anécdotas, una historia que martilla la comodidad, una no ficción fabulada. Nadie sale vivo de aquí, de este universo de los Gonzáles lleno de drogas, trabajadores sociales, militancias y buenas intenciones. ¿No es mucho cargar de conceptos forzados a tres guachines perdidos en el vapor del poxirán? Un relato, una historia, una imposibilidad, varias mentiras. Valeriano hace suyo el descubrimiento por vía propia. Andar con los pibes sin guiarlos o, mejor dicho, disponerse a ser guiado por esa fuerza. Solo estar y pensar, armar banda, fabular el presente. Abrir la vida para alojar aquello que no sabemos bien de qué se trata pero que es fuente de manija, de sobresalto, de agitación, modo instintivo de concebir la vida desgarrada.