"Los movimientos autónomos que se generalizaron en las décadas de 1960 y 1970, tanto las huelgas decididas y conducidas fuera de las burocracias sindicales como los organismos constituidos por los propios operarios y las empresas ocupadas por sus trabajadores, del mismo modo que los grandes movimientos de base en los países de la esfera soviética y en la China maoísta, todas estas formas de lucha innovadoras dictaron al mismo tiempo el fin del taylorismo clásico y el fin de las izquierdas clásicas. Pero como no consiguieron destruir el capitalismo, fueron por él asimiladas y determinaron su adaptación interna. El toyotismo es la consecuencia de esta adaptación y creó un terreno de lucha enteramente nuevo, delante del cual permanecen sin una actuación eficaz tanto aquella izquierda que se esfuerza por volver el capitalismo más soportable como la otra izquierda que pretende abolir el capitalismo. Si queremos encontrar una respuesta a estos dilemas, ¿para qué dirección debemos mirar?". 

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