Como un cartógrafo de lo liminal, M. John Harrison condensa quince años de escritura en una colección de breves relatos finamente engarzados como un collar de perlas negras. Sus historias se sitúan en la periferia de los géneros y de la misma forma en la que sus personajes parecen habitar en una tierra de nadie, su prosa oscila entre lo tangible y lo etéreo.

Deberías venir conmigo ahora se expande por territorios litorales, urbanos y suburbanos, moldeados por cambios implacables, impulsados por las fuerzas del mercado o perseguidos por una melancolía silenciosa. Ingeniosas fábulas, reseñas y cronologías apócrifas, parodias surrealistas o el terror de lo no dicho, excelsamente traducidas por Tomás Downey pueblan esta arqueología del futuro y crean una atmósfera que envuelve y transfigura con la intensidad de un sueño que se repite.

La exactitud, la aguda timidez y el autocontrol vigilante de la escritura de Harrison le dan una autenticidad penetrante. Sin bajar nunca la guardia nos deja, en estos tramos, escuchar una voz humana.

Úrsula Le Guin

Deberías venir conmigo ahora - M. John Harrison

$25.900
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Como un cartógrafo de lo liminal, M. John Harrison condensa quince años de escritura en una colección de breves relatos finamente engarzados como un collar de perlas negras. Sus historias se sitúan en la periferia de los géneros y de la misma forma en la que sus personajes parecen habitar en una tierra de nadie, su prosa oscila entre lo tangible y lo etéreo.

Deberías venir conmigo ahora se expande por territorios litorales, urbanos y suburbanos, moldeados por cambios implacables, impulsados por las fuerzas del mercado o perseguidos por una melancolía silenciosa. Ingeniosas fábulas, reseñas y cronologías apócrifas, parodias surrealistas o el terror de lo no dicho, excelsamente traducidas por Tomás Downey pueblan esta arqueología del futuro y crean una atmósfera que envuelve y transfigura con la intensidad de un sueño que se repite.

La exactitud, la aguda timidez y el autocontrol vigilante de la escritura de Harrison le dan una autenticidad penetrante. Sin bajar nunca la guardia nos deja, en estos tramos, escuchar una voz humana.

Úrsula Le Guin