Todo lo que es sencillamente hermoso, el día y sus aires de libertad. En los poemas de Luisina hay perros vagos al sol y grillos que fuman por las noches, plazas con árboles dinosaurios y estrellas con vestidos incandescentes, tacitas rotas y chancleteadas sandalias de charol. Hay chicas que besan, que bailan, que se acompañan, que duermen en colchones como princesas junto a una montaña de mochilas y zapatillas. Chicas comunes y silvestres como florcitas de un jardín plebeyo. Todo se siente tan cercano.
 
Margarita Porete llamaba “el lejoscerca” a esa presencia amorosa que llena el alma de las cosas. Así que Luisi usa unos anteojos de ver lejoscerca y descubre en lo cotidiano destellos de belleza total. Por eso sus poemas son translucidos, dejan pasar la luz, que se vuelca por la ventana y se derrama en el piso, que salta por la reja , corre por el pasillo y se escapa como las liebres.
 
Entonces un poema puede ser del azul Klein del atardecer, o del color de la luz de la mañana que se diluye a través de una cortina fuccia. Hay otros color verde cielo, color lluvia lila, color charco, color mandala, color tarde lavada.
 
Las palabras son joyas de fruta en esta escritura. ¡Que placer, poemas con sabor a fresa y a crema pálida! ¡Que deleite, poemas con olor a limón silvestre y a caramelo de limón de la canción de 2 minutos! 
 
Calidez del sol. Leer este libro es como ponerse un abrigo blando, como meter el hocico de cachorro en el hueco tibio de una clavícula y dormirse ahí.
 
Transparencia de la lluvia. Llorar es ser una con el universo.
 
Versos que fluyen lejoscerca revelando la simpleza de su amorosidad.
 
Dice la poeta usando una voz de mojarrita: río dulce / qué fácil me arrastraste / si solo supieras / que fui yo /quien se dejó llevar.
 
ROBERTA IANNAMICO

Cosas que quedaron lejos - Luisina Valenti

$1.500
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Cosas que quedaron lejos - Luisina Valenti $1.500
Todo lo que es sencillamente hermoso, el día y sus aires de libertad. En los poemas de Luisina hay perros vagos al sol y grillos que fuman por las noches, plazas con árboles dinosaurios y estrellas con vestidos incandescentes, tacitas rotas y chancleteadas sandalias de charol. Hay chicas que besan, que bailan, que se acompañan, que duermen en colchones como princesas junto a una montaña de mochilas y zapatillas. Chicas comunes y silvestres como florcitas de un jardín plebeyo. Todo se siente tan cercano.
 
Margarita Porete llamaba “el lejoscerca” a esa presencia amorosa que llena el alma de las cosas. Así que Luisi usa unos anteojos de ver lejoscerca y descubre en lo cotidiano destellos de belleza total. Por eso sus poemas son translucidos, dejan pasar la luz, que se vuelca por la ventana y se derrama en el piso, que salta por la reja , corre por el pasillo y se escapa como las liebres.
 
Entonces un poema puede ser del azul Klein del atardecer, o del color de la luz de la mañana que se diluye a través de una cortina fuccia. Hay otros color verde cielo, color lluvia lila, color charco, color mandala, color tarde lavada.
 
Las palabras son joyas de fruta en esta escritura. ¡Que placer, poemas con sabor a fresa y a crema pálida! ¡Que deleite, poemas con olor a limón silvestre y a caramelo de limón de la canción de 2 minutos! 
 
Calidez del sol. Leer este libro es como ponerse un abrigo blando, como meter el hocico de cachorro en el hueco tibio de una clavícula y dormirse ahí.
 
Transparencia de la lluvia. Llorar es ser una con el universo.
 
Versos que fluyen lejoscerca revelando la simpleza de su amorosidad.
 
Dice la poeta usando una voz de mojarrita: río dulce / qué fácil me arrastraste / si solo supieras / que fui yo /quien se dejó llevar.
 
ROBERTA IANNAMICO