El presente libro se dirige a un público que nuestros medios de comunicación mantienen en una gran ignorancia sobre China. Que creen que el “régimen” comunista 
chino hace trabajar a los niños, oprime a las minorías, erradica las culturas y persigue a los creyentes. Sobre un fondo de racismo implícito, se ha construido una imagen negativa de este país y de un pueblo que asusta (“el peligro amarillo”), aunque la política exterior de China, tal como la define el presidente Xi Jinping, no se basa en un deseo de dominación mundial (a diferencia de la de Estados Unidos de América), sino en la noción de una “comunidad de destinos”.
No se trata aquí de alabar alegremente a China, de sugerir que se haría bien en inspirarse en sus sistemas político, económico, mediático, policial, militar, judicial y sindical. Tenemos nuestro propio sistema, que puede mejorarse. China posee su propio sistema, sobre el que poco controlamos, dirigido por un Partido Comunista que ya es centenario (fundado en julio de 1921) y cuenta con 90 millones de afiliados. Por tanto, no es cuestión de posicionarse como “pro chinos”, sino como “pro verdad”, invalidando las mentiras, aportando información sobre lo que ocurre en China y lo que explica su dinamismo.

China sin prejuicios - Maxime Vivas

$30.000
China sin prejuicios - Maxime Vivas $30.000

El presente libro se dirige a un público que nuestros medios de comunicación mantienen en una gran ignorancia sobre China. Que creen que el “régimen” comunista 
chino hace trabajar a los niños, oprime a las minorías, erradica las culturas y persigue a los creyentes. Sobre un fondo de racismo implícito, se ha construido una imagen negativa de este país y de un pueblo que asusta (“el peligro amarillo”), aunque la política exterior de China, tal como la define el presidente Xi Jinping, no se basa en un deseo de dominación mundial (a diferencia de la de Estados Unidos de América), sino en la noción de una “comunidad de destinos”.
No se trata aquí de alabar alegremente a China, de sugerir que se haría bien en inspirarse en sus sistemas político, económico, mediático, policial, militar, judicial y sindical. Tenemos nuestro propio sistema, que puede mejorarse. China posee su propio sistema, sobre el que poco controlamos, dirigido por un Partido Comunista que ya es centenario (fundado en julio de 1921) y cuenta con 90 millones de afiliados. Por tanto, no es cuestión de posicionarse como “pro chinos”, sino como “pro verdad”, invalidando las mentiras, aportando información sobre lo que ocurre en China y lo que explica su dinamismo.