Las fiestas y celebraciones han sido desde siempre una parte importante de la vida cotidiana de toda sociedad. Fiestas de carácter religioso pero fundamentalmente aquellas de orden político, marcaron fuertemente las sociedades surgidas de los procesos revolucionarios de la Edad Moderna –la revolución americana de 1776 y la francesa de 1789, entre las más importantes–. Organizadas para conmemorar la ruptura con los sistemas políticos previos, coloniales unos, regios los otros, adquirieron un matiz propagandístico nuevo, centrado en la difusión de los valores e ideas forjados al calor de la desintegración del Antiguo Régimen. En parte por un genuino entusiasmo popular hacia el nuevo orden de cosas, en parte debido a la manipulación ejercida por las autoridades, estas celebraciones se fueron instalando definitivamente en la vida comunitaria y contribuyeron de manera decisiva en los procesos de formación de las naciones modernas.

En el caso de la América hispánica, el proceso revolucionario abierto en 1808, a partir de la crisis de la monarquía española, trazó un complejo panorama. En el aspecto festivo, la disolución del imperio español instauró rituales cívicos y políticos nuevos. Buenos Aires no fue ajena a tal proceso. El libro aborda las principales celebraciones que tuvieron lugar en la ciudad desde la Revolución de Mayo hasta la segunda gobernación de Juan Manuel de Rosas. En ese período, el arte efímero levantado en calles y plazas, los arcos triunfales y decoraciones festivas, fueron soporte de una prédica, a la vez propagandística y simbólica, política y sensible, que merece un estudio riguroso para refinar, desde el campo de la historia cultural, nuestro conocimiento del desarrollo de la Nación Argentina.

Celebrar y gobernar - María Lía Munilla Lacasa

$24.200
Celebrar y gobernar - María Lía Munilla Lacasa $24.200

Las fiestas y celebraciones han sido desde siempre una parte importante de la vida cotidiana de toda sociedad. Fiestas de carácter religioso pero fundamentalmente aquellas de orden político, marcaron fuertemente las sociedades surgidas de los procesos revolucionarios de la Edad Moderna –la revolución americana de 1776 y la francesa de 1789, entre las más importantes–. Organizadas para conmemorar la ruptura con los sistemas políticos previos, coloniales unos, regios los otros, adquirieron un matiz propagandístico nuevo, centrado en la difusión de los valores e ideas forjados al calor de la desintegración del Antiguo Régimen. En parte por un genuino entusiasmo popular hacia el nuevo orden de cosas, en parte debido a la manipulación ejercida por las autoridades, estas celebraciones se fueron instalando definitivamente en la vida comunitaria y contribuyeron de manera decisiva en los procesos de formación de las naciones modernas.

En el caso de la América hispánica, el proceso revolucionario abierto en 1808, a partir de la crisis de la monarquía española, trazó un complejo panorama. En el aspecto festivo, la disolución del imperio español instauró rituales cívicos y políticos nuevos. Buenos Aires no fue ajena a tal proceso. El libro aborda las principales celebraciones que tuvieron lugar en la ciudad desde la Revolución de Mayo hasta la segunda gobernación de Juan Manuel de Rosas. En ese período, el arte efímero levantado en calles y plazas, los arcos triunfales y decoraciones festivas, fueron soporte de una prédica, a la vez propagandística y simbólica, política y sensible, que merece un estudio riguroso para refinar, desde el campo de la historia cultural, nuestro conocimiento del desarrollo de la Nación Argentina.