En este trayecto existe un ejercicio de libertad. Pero ese ejercicio no es una práctica que libera a las artistas de alguna u otra forma de opresión cotidiana, social o cultural. La libertad emerge en la toma de decisiones y el proceso de aprendizaje producido como forma de atención sensible al propio cuerpo y al entorno, a los modos en que se relacionan. En este sentido, sostuve a lo largo de todo el proceso que este caminar, este paseo que dialogaba inventando dispositivos de relación era-es ecosomático y permite hacer cuerpo. La intención relacional de todas las prácticas inventadas por estas dos artistas, da cuenta de una intuición que abre paso al saber sistémico, al saber que integra cuerpo y mundo como vectores relacionales de la experiencia, de la vida. Ese abrir que es al mismo tiempo un perder alberga un gesto político, en tanto contiene la potencia de gestionar nuevos modos de habitar en la ciudad.  Estas prácticas surgen en el ámbito de estudios formales de teatro, los primeros ensayos fueron parte del trabajo de fin de título de la Escuela Superior de Arte Dramático de Valencia. Durante mi acompañamiento semi remoto, insistí mucho en que yo veía aquí una investigación somática y no teatral. Esa insistencia hubo de justificarse, una y otra vez, porque las estructuras de la formación institucional llevan años insistiendo en la necesidad de clasificar las piezas y desmontar esa insistencia lleva tiempo.