Si en lo doméstico anida una intensidad latente, eclipsada por la costumbre de lo diario, Capturas se propone poner esa intensidad en movimiento. Sus escenas no son idílicas: el sonido de Miles Davis y una copa de vino conviven con un salero y el cesto de ropa sucia. Y si, pese a ello o justamente por ello, hubiera idilio, será uno que extraiga su sentido no de un orden perfecto, sino de las cosas así y tal como vienen dadas. El oído se orienta hacia la charla casual de un grupo de chicos en algún espacio público, el ojo se renueva a través del hijo que pregunta sin prejuicios: cuando alguien se cruza / siempre es el / débil quien cede / el paso? 

En su primer libro, Daniel Siscar reflexiona sobre los dispositivos de la memoria, y al mismo tiempo arraiga en esa tradición poética urbana que, como un jazmín de balcón, consigue belleza en lugares mínimos y aparentemente inhóspitos: el esqueleto de un edificio en construcción, el olor matutino de la tinta en el puesto de diarios, la manera en que se sincronizan los semáforos en la metrópoli.

Capturas - Daniel Ezequiel Siscar

$13.000
Capturas - Daniel Ezequiel Siscar $13.000

Si en lo doméstico anida una intensidad latente, eclipsada por la costumbre de lo diario, Capturas se propone poner esa intensidad en movimiento. Sus escenas no son idílicas: el sonido de Miles Davis y una copa de vino conviven con un salero y el cesto de ropa sucia. Y si, pese a ello o justamente por ello, hubiera idilio, será uno que extraiga su sentido no de un orden perfecto, sino de las cosas así y tal como vienen dadas. El oído se orienta hacia la charla casual de un grupo de chicos en algún espacio público, el ojo se renueva a través del hijo que pregunta sin prejuicios: cuando alguien se cruza / siempre es el / débil quien cede / el paso? 

En su primer libro, Daniel Siscar reflexiona sobre los dispositivos de la memoria, y al mismo tiempo arraiga en esa tradición poética urbana que, como un jazmín de balcón, consigue belleza en lugares mínimos y aparentemente inhóspitos: el esqueleto de un edificio en construcción, el olor matutino de la tinta en el puesto de diarios, la manera en que se sincronizan los semáforos en la metrópoli.