Ante todo, previamente a esbozar algunas reflexiones sobre el contenido del libro, expresamos nuestro agradecimiento a la autora quien como docente de Filosofía de la Universidad Nacional de Buenos Aires, y especializada en Filosofía Latinoamericana, tuvo la elección de la Editorial Nuestra América para compartir esta investigación que enriquece nuestro amplio catálogo de publicaciones sociales y políticas. Además reconocer que ha tenido la suficiente paciencia, hasta llegar a esta instancia de la publicación, debido a que hemos trabajado largamente en un intercambio fructífero que esperamos haya enriquecido la versión que ponemos al alcance de los lectores. Su profesionalismo y pasión, que acompañaron la edición de este libro, nos obliga a este agradecimiento expreso.

Bolivia: el despertar de un pueblo explotado, la contradiccion del MNR; aborda uno de los momentos bisagra en la historia de Bolivia y de nuestra América toda. En 1950, Bolivia era un país agrario con tres millones de habitantes, de los cuales un millón setecientos mil eran indios explotados por una ínfima minoría de pequeños y dispersos grupos oligárquicos, con una clase obrera minera de población económicamente activa del 27% frente al 72% de agrarios. Es con esa composición social que en 1952 vive su primera revolución nacional. Y no fue la mano de los agrarios, justamente la mayoría, quien encendió la chispa y comandó la revuelta.

Bolivia nace como proveedora de plata y ante la escasez surge el estaño. Los dueños de las minas explotadas, llamados Barones del estaño (tres hombres que a su vez manejan los medios de comunicación) tienen tal magnitud de poder económico que el presidente Saavedra le ofrecerá al capo máximo del estaño, Simón Patiño, lo mismo que un presidente argentino a un operador magnate los medios de comunicación en Argentina en los 90, que se haga cargo de la presidencia, a lo cual, 40 años antes en la historia de nuestra América, le respondió exactamente lo mismo: ese es un cargo menor.

En medio de este escenario nace, se desarrolla y llega al gobierno un movimiento político, el MNR, (Movimiento Nacional Revolucionario) que tiene su nacimiento con una logia militar nacionalista antimasónica y que luego tendrá un presidente (masón) que terminará colgado en un farol de la Plaza Murillo. Composición un tanto extraña la de este movimiento que claramente incidirá en las medidas adoptadas durante su vida política activa en la historia de Bolivia.

La autora define y sustenta tres momentos claves en la vida del MNR para intentar explicar, mediante un desarrollo fundamentado a través de su investigación y reflexión, los desafíos políticos y sociales de los procesos de liberación ante el poder hegemónico. Y lo hace con tal empeño y dedicación que nos exhibe el ayer y el hoy de nuestra América a través de ese período particular de la historia de nuestra América.

A esos tres momentos del MNR los denomina y define así:

Parcial – del nacimiento en 1942 a 1950. Sostiene aquí que la posición del MNR frente al pueblo y al imperialismo no es clara de definir.

Controversial – de 1951 a 1959. Con la Revolución nacionalista de 1952 en medio, el MNR suscita tremendas dudas debido a la contradicción entre las medidas adoptadas por sus gobiernos y la representación de las masas que lo condujo al poder administrativo del Estado.

Crítico – de 1960 a 1964. Donde un sector importante del MNR afianza su relación con los EEUU y se aleja de las bases populares mineras.

Este es un apasionante estudio donde la autora demuestra claramente que esa fue “la primera vez que la clase obrera toma el lugar de elemento de fuerza combativa y representación política” en Bolivia. Luego nos invita a navegar en una mar de interrogantes sobre la nave principal de lo concreto de lo histórico frente a lo abstracto de lo filosófico. Aquí es donde habrá naufragios y rescates para intentar comprender desde lo que pasó por qué nos pasa lo que nos pasa, que no es poca cosa ni afuera ni adentro de casa en los procesos de transformación de los pueblos frente al poder hegemónico.

 

Bolivia : El despertar de un pueblo explotado. La contradicción del MNR - Luciana E. Pérez

$9.000
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Ante todo, previamente a esbozar algunas reflexiones sobre el contenido del libro, expresamos nuestro agradecimiento a la autora quien como docente de Filosofía de la Universidad Nacional de Buenos Aires, y especializada en Filosofía Latinoamericana, tuvo la elección de la Editorial Nuestra América para compartir esta investigación que enriquece nuestro amplio catálogo de publicaciones sociales y políticas. Además reconocer que ha tenido la suficiente paciencia, hasta llegar a esta instancia de la publicación, debido a que hemos trabajado largamente en un intercambio fructífero que esperamos haya enriquecido la versión que ponemos al alcance de los lectores. Su profesionalismo y pasión, que acompañaron la edición de este libro, nos obliga a este agradecimiento expreso.

Bolivia: el despertar de un pueblo explotado, la contradiccion del MNR; aborda uno de los momentos bisagra en la historia de Bolivia y de nuestra América toda. En 1950, Bolivia era un país agrario con tres millones de habitantes, de los cuales un millón setecientos mil eran indios explotados por una ínfima minoría de pequeños y dispersos grupos oligárquicos, con una clase obrera minera de población económicamente activa del 27% frente al 72% de agrarios. Es con esa composición social que en 1952 vive su primera revolución nacional. Y no fue la mano de los agrarios, justamente la mayoría, quien encendió la chispa y comandó la revuelta.

Bolivia nace como proveedora de plata y ante la escasez surge el estaño. Los dueños de las minas explotadas, llamados Barones del estaño (tres hombres que a su vez manejan los medios de comunicación) tienen tal magnitud de poder económico que el presidente Saavedra le ofrecerá al capo máximo del estaño, Simón Patiño, lo mismo que un presidente argentino a un operador magnate los medios de comunicación en Argentina en los 90, que se haga cargo de la presidencia, a lo cual, 40 años antes en la historia de nuestra América, le respondió exactamente lo mismo: ese es un cargo menor.

En medio de este escenario nace, se desarrolla y llega al gobierno un movimiento político, el MNR, (Movimiento Nacional Revolucionario) que tiene su nacimiento con una logia militar nacionalista antimasónica y que luego tendrá un presidente (masón) que terminará colgado en un farol de la Plaza Murillo. Composición un tanto extraña la de este movimiento que claramente incidirá en las medidas adoptadas durante su vida política activa en la historia de Bolivia.

La autora define y sustenta tres momentos claves en la vida del MNR para intentar explicar, mediante un desarrollo fundamentado a través de su investigación y reflexión, los desafíos políticos y sociales de los procesos de liberación ante el poder hegemónico. Y lo hace con tal empeño y dedicación que nos exhibe el ayer y el hoy de nuestra América a través de ese período particular de la historia de nuestra América.

A esos tres momentos del MNR los denomina y define así:

Parcial – del nacimiento en 1942 a 1950. Sostiene aquí que la posición del MNR frente al pueblo y al imperialismo no es clara de definir.

Controversial – de 1951 a 1959. Con la Revolución nacionalista de 1952 en medio, el MNR suscita tremendas dudas debido a la contradicción entre las medidas adoptadas por sus gobiernos y la representación de las masas que lo condujo al poder administrativo del Estado.

Crítico – de 1960 a 1964. Donde un sector importante del MNR afianza su relación con los EEUU y se aleja de las bases populares mineras.

Este es un apasionante estudio donde la autora demuestra claramente que esa fue “la primera vez que la clase obrera toma el lugar de elemento de fuerza combativa y representación política” en Bolivia. Luego nos invita a navegar en una mar de interrogantes sobre la nave principal de lo concreto de lo histórico frente a lo abstracto de lo filosófico. Aquí es donde habrá naufragios y rescates para intentar comprender desde lo que pasó por qué nos pasa lo que nos pasa, que no es poca cosa ni afuera ni adentro de casa en los procesos de transformación de los pueblos frente al poder hegemónico.