Quienes vienen siguiendo la carrera de Ernesto Ballesteros parecen acostumbrados a que, en cada exposición o evento que organiza, encontrarán algo completamente distinto de lo último que vieron. Quienes no lo conocen, quizás nunca asociarían dos de sus obras al mismo artista. Desde el cómic a la pintura, desde la pintura al dibujo, y de ahí a la fotografía, la organización de juegos, campeonatos, sesiones de peluquería y otra vez al dibujo, Ernesto Ballesteros ha investigado las posibilidades que el arte le ofrecía para decidirse por un absoluto rechazo a la necesidad de elegir. Este libro reúne por primera vez veinte años de su heterogénea producción y da cuenta de que, detrás de la resistencia tajante a la construcción de un estilo, Ballesteros sostiene alegre una idea de arte construido a partir de tres materiales: el juego, el ocio creativo y la participación activa de otros actores en la obra. Mezclando estos componentes en diferentes grados, como si fuese un científico, su producción se nos ofrece a veces abierta, ruidosa, festiva; otras silenciosa y meditativa; pero siempre como el resultado de un incierto experimento. Un texto de Valeria González recorre el desarrollo de la producción de Ballesteros, desde ‘Vito Ver’, el cómic existencialista que publicaba en los años 80, hasta sus últimas fotografías, presentadas por primera vez en este libro. Eva Grinstein entrevista al artista insistiendo en su actuación como bisagra entre las estéticas «autistas» de los 90s y las actuales, en donde los artistas permiten que la autoría se realice en conjunto con otros. Por último, se incluye un ensayo de Reinaldo Laddaga que rodea el misterio de la última obra presentada por Ballesteros en la galería Ruth Benzacar: una montaña oscura, negra, enorme, realizada con 40.000 kilómetros de hilo, la medida de la circunferencia de planeta Tierra tomada desde el Ecuador.

Ballesteros - Ernesto Ballesteros

$21.100
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Quienes vienen siguiendo la carrera de Ernesto Ballesteros parecen acostumbrados a que, en cada exposición o evento que organiza, encontrarán algo completamente distinto de lo último que vieron. Quienes no lo conocen, quizás nunca asociarían dos de sus obras al mismo artista. Desde el cómic a la pintura, desde la pintura al dibujo, y de ahí a la fotografía, la organización de juegos, campeonatos, sesiones de peluquería y otra vez al dibujo, Ernesto Ballesteros ha investigado las posibilidades que el arte le ofrecía para decidirse por un absoluto rechazo a la necesidad de elegir. Este libro reúne por primera vez veinte años de su heterogénea producción y da cuenta de que, detrás de la resistencia tajante a la construcción de un estilo, Ballesteros sostiene alegre una idea de arte construido a partir de tres materiales: el juego, el ocio creativo y la participación activa de otros actores en la obra. Mezclando estos componentes en diferentes grados, como si fuese un científico, su producción se nos ofrece a veces abierta, ruidosa, festiva; otras silenciosa y meditativa; pero siempre como el resultado de un incierto experimento. Un texto de Valeria González recorre el desarrollo de la producción de Ballesteros, desde ‘Vito Ver’, el cómic existencialista que publicaba en los años 80, hasta sus últimas fotografías, presentadas por primera vez en este libro. Eva Grinstein entrevista al artista insistiendo en su actuación como bisagra entre las estéticas «autistas» de los 90s y las actuales, en donde los artistas permiten que la autoría se realice en conjunto con otros. Por último, se incluye un ensayo de Reinaldo Laddaga que rodea el misterio de la última obra presentada por Ballesteros en la galería Ruth Benzacar: una montaña oscura, negra, enorme, realizada con 40.000 kilómetros de hilo, la medida de la circunferencia de planeta Tierra tomada desde el Ecuador.