«Ante el nuevo cuadro, edad y canas no entran en sus preocupaciones. Reniega de profundizar, asume buena salud y dinero suficiente, sólo para enfrentar un tironeo entre una angustia paralizante que lo adormece y el decidirse por alguna acción. Pero ¿cuál?, se pregunta». Santiago Bondel nació en Dundee, Escocia. El destino, que sabe dónde hay que jugar la vida, se afanó, y en un ardid que ya había ensayado con Musters- lo trajo a la Patagonia. Aquí descubrió su condición de peregrino, de pasajero ambulante en busca de testimonios de los habitantes que en su diversidad ofrecen muchos colores y varios matices. Geógrafo conocedor de la Lengua de Serias del paisaje, lo recorre con la preocupación del respeto y la fuerza del disfrute. Tanto espacio soltero, tanta potencia de mar y montaña aprieta en palabras para permitirnos saberlos. Sus cuentos arrebatan historias de lugares escondidos y personas que al contar cumplen al fin un sueño encubierto: ser personajes. Algo real y sencillo cobra vida al leerlo. Eso no escatima oscuridades, que bailan en el mismo ciclo y suelo abiertos con la violencia de la injusticia Lo mejor que se puede hacer es amigarse en su lectura, con Doña Emma, señora de su lugar; Beto, e inquieto desafiador; Jorge, un melancólico perdedor y algún heterónimo fugitivo que no quiso perderse el festín.

Agustina Rodriguez

Así las cosas - Santiago Bondel

$19.000
Así las cosas - Santiago Bondel $19.000

«Ante el nuevo cuadro, edad y canas no entran en sus preocupaciones. Reniega de profundizar, asume buena salud y dinero suficiente, sólo para enfrentar un tironeo entre una angustia paralizante que lo adormece y el decidirse por alguna acción. Pero ¿cuál?, se pregunta». Santiago Bondel nació en Dundee, Escocia. El destino, que sabe dónde hay que jugar la vida, se afanó, y en un ardid que ya había ensayado con Musters- lo trajo a la Patagonia. Aquí descubrió su condición de peregrino, de pasajero ambulante en busca de testimonios de los habitantes que en su diversidad ofrecen muchos colores y varios matices. Geógrafo conocedor de la Lengua de Serias del paisaje, lo recorre con la preocupación del respeto y la fuerza del disfrute. Tanto espacio soltero, tanta potencia de mar y montaña aprieta en palabras para permitirnos saberlos. Sus cuentos arrebatan historias de lugares escondidos y personas que al contar cumplen al fin un sueño encubierto: ser personajes. Algo real y sencillo cobra vida al leerlo. Eso no escatima oscuridades, que bailan en el mismo ciclo y suelo abiertos con la violencia de la injusticia Lo mejor que se puede hacer es amigarse en su lectura, con Doña Emma, señora de su lugar; Beto, e inquieto desafiador; Jorge, un melancólico perdedor y algún heterónimo fugitivo que no quiso perderse el festín.

Agustina Rodriguez