Hubo muchos casos, en la última década, de blogs exitosos llevados al papel, pero todavía no se habían tenido noticias de que el furor hubiera llegado incluso a hurgar en los borradores de blogspot o wordpress, tal como sugiere el larguísimo título del libro de Megan Boyle (Maryland, 1985) que tradujo el flamante sello editorial Dakota. Y este no es el caso, tampoco, porque en realidad el título del primer libro de Boyle –publicado en su país en 2011 por el sello Muumuu– es un tanto engañoso. Porque no se trata de una antología de entradas inéditas a un blog, y tampoco hay nada del supuesto empleado mexicano de una cadena de comida oriental. La del título es, más bien, una posición de enunciación, una referencia que marca el tono en que los textos de Boyle pueden ser leídos. Textos intimistas, en clave de diario –el viejo y querido diario, sí–, que están más cerca de la poesía contemporánea que de la narrativa, si es que esa caracterización a alguien le dice algo o lo tranquiliza.

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LO QUE VIENE A APORTARLE UNA PLATAFORMA COMO LA DEL BLOG ES LA CONDICIÓN AUTOCONSCIENTE DE SEUDOCELEBRIDAD, EL TÍPICO TWEET O BLOGGER STAR, EL ACTO EXHIBICIONISTA DE ESCRIBIR CONJUGADO EN SU MÁXIMA INMEDIATEZ, POR LA TRIBUNA DE LECTORES FANS.

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“Creo que algunos momentos existen para volverse oraciones simples que no tienen más propósito que ser exactamente lo que son”, escribe Boyle. De hecho, su estilo es ligero y disperso, pero cuando encuentra temas recurrentes en los que profundizar, el texto alcanza sus picos, como en todo lo que tiene que ver con la relación con su cuerpo o la genial enumeración de todas las “personas con las que tuve sexo”. Aunque es algo anterior, la propuesta de Boyle sintoniza bien con la serie Girls, de Lena Dunhan. También comparte una sensibilidad con los relatos de Miranda July, pero en el caso de Boyle no hay pulsión narrativa, no hay interés en hilvanar un relato, sino más bien plasmar impresiones, reflexiones, frases, párrafos sueltos. El tono recuerda a ciertos poemas de Cecilia Pavón, al primer libro de Romina Paula, ¿Vos me querés a mí?, o la visceralidad de artistas como Tracy Emin. Lo que viene a aportarle una plataforma como la del blog es la condición autoconsciente de seudocelebridad, el típico tweet o blogger star, el acto exhibicionista de escribir conjugado en su máxima inmediatez, por la tribuna de lectores fans. Pero a diferencia de los poemas de Pavón, que hasta la reciente e imprescindible compilación hecha por Mansalva habían circulado en ediciones baratas que bordeaban el fanzine, el libro de Boyle viene empaquetado según los estándares de la mejor world fiction.

Hay osadía en la propuesta de Boyle y en el sello Muumuu, pero sobre todo la hay en la acción de una editorial en ciernes como Dakota, que lanza una piedra que viene a decir que esto también es literatura, que literatura hoy es esto también.

 

Antología De Entradas Inéditas Del Blog - Megan Boyle

$12.500
Antología De Entradas Inéditas Del Blog - Megan Boyle $12.500

Hubo muchos casos, en la última década, de blogs exitosos llevados al papel, pero todavía no se habían tenido noticias de que el furor hubiera llegado incluso a hurgar en los borradores de blogspot o wordpress, tal como sugiere el larguísimo título del libro de Megan Boyle (Maryland, 1985) que tradujo el flamante sello editorial Dakota. Y este no es el caso, tampoco, porque en realidad el título del primer libro de Boyle –publicado en su país en 2011 por el sello Muumuu– es un tanto engañoso. Porque no se trata de una antología de entradas inéditas a un blog, y tampoco hay nada del supuesto empleado mexicano de una cadena de comida oriental. La del título es, más bien, una posición de enunciación, una referencia que marca el tono en que los textos de Boyle pueden ser leídos. Textos intimistas, en clave de diario –el viejo y querido diario, sí–, que están más cerca de la poesía contemporánea que de la narrativa, si es que esa caracterización a alguien le dice algo o lo tranquiliza.

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LO QUE VIENE A APORTARLE UNA PLATAFORMA COMO LA DEL BLOG ES LA CONDICIÓN AUTOCONSCIENTE DE SEUDOCELEBRIDAD, EL TÍPICO TWEET O BLOGGER STAR, EL ACTO EXHIBICIONISTA DE ESCRIBIR CONJUGADO EN SU MÁXIMA INMEDIATEZ, POR LA TRIBUNA DE LECTORES FANS.

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“Creo que algunos momentos existen para volverse oraciones simples que no tienen más propósito que ser exactamente lo que son”, escribe Boyle. De hecho, su estilo es ligero y disperso, pero cuando encuentra temas recurrentes en los que profundizar, el texto alcanza sus picos, como en todo lo que tiene que ver con la relación con su cuerpo o la genial enumeración de todas las “personas con las que tuve sexo”. Aunque es algo anterior, la propuesta de Boyle sintoniza bien con la serie Girls, de Lena Dunhan. También comparte una sensibilidad con los relatos de Miranda July, pero en el caso de Boyle no hay pulsión narrativa, no hay interés en hilvanar un relato, sino más bien plasmar impresiones, reflexiones, frases, párrafos sueltos. El tono recuerda a ciertos poemas de Cecilia Pavón, al primer libro de Romina Paula, ¿Vos me querés a mí?, o la visceralidad de artistas como Tracy Emin. Lo que viene a aportarle una plataforma como la del blog es la condición autoconsciente de seudocelebridad, el típico tweet o blogger star, el acto exhibicionista de escribir conjugado en su máxima inmediatez, por la tribuna de lectores fans. Pero a diferencia de los poemas de Pavón, que hasta la reciente e imprescindible compilación hecha por Mansalva habían circulado en ediciones baratas que bordeaban el fanzine, el libro de Boyle viene empaquetado según los estándares de la mejor world fiction.

Hay osadía en la propuesta de Boyle y en el sello Muumuu, pero sobre todo la hay en la acción de una editorial en ciernes como Dakota, que lanza una piedra que viene a decir que esto también es literatura, que literatura hoy es esto también.