Un abismo insuperable

Durante unos dos siglos, el anarquismo —un cuerpo extremadamente ecuménico de ideas antiautoritarias— se desarrolló en la tensión entre dos tendencias básicamente opuestas: un compromiso personal con la autonomía individual y un compromiso colectivo con la libertad social.

Al hilo de uno de los debates más recurrentes en el seno del anarquismo, Murray Bookchin aborda en este texto lo que considera algunas debilidades, contradicciones y contraindicaciones de las corrientes más influyentes en los ámbitos libertarios durante las últimas décadas.

Acentuando uno de los aspectos más afilados de su personalidad intelectual, polemiza con las tesis primitivistas, informalistas o antitecnológicas —diferenciando estas últimas de la crítica antidesarrollista— y concluye que resultan inofensivas como herramientas tanto teóricas como prácticas, a la hora de subvertir la sociedad capitalista.

Con el cuestionamiento de figuras de referencia como John Zerzan, David Watson o Hakim Bey, Bookchin denuncia lo que entiende como un anarquismo posmoderno de retraimiento a la experiencia individual, para reivindicar un anarquismo social sustentado en los vínculos colectivos, sociales y organizativos.

Anarquismo social o anarquismo personal - Murray Bookchin

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Un abismo insuperable

Durante unos dos siglos, el anarquismo —un cuerpo extremadamente ecuménico de ideas antiautoritarias— se desarrolló en la tensión entre dos tendencias básicamente opuestas: un compromiso personal con la autonomía individual y un compromiso colectivo con la libertad social.

Al hilo de uno de los debates más recurrentes en el seno del anarquismo, Murray Bookchin aborda en este texto lo que considera algunas debilidades, contradicciones y contraindicaciones de las corrientes más influyentes en los ámbitos libertarios durante las últimas décadas.

Acentuando uno de los aspectos más afilados de su personalidad intelectual, polemiza con las tesis primitivistas, informalistas o antitecnológicas —diferenciando estas últimas de la crítica antidesarrollista— y concluye que resultan inofensivas como herramientas tanto teóricas como prácticas, a la hora de subvertir la sociedad capitalista.

Con el cuestionamiento de figuras de referencia como John Zerzan, David Watson o Hakim Bey, Bookchin denuncia lo que entiende como un anarquismo posmoderno de retraimiento a la experiencia individual, para reivindicar un anarquismo social sustentado en los vínculos colectivos, sociales y organizativos.