ALEANA, personaje dominante y devorador porque resume en sí todo el peso de las marginaciones milenarias y universales. Marginación que se proyecta en un plano mucho más despiadado que el de las raciales o políticas.

Una figura humana que asume la condición trágica de todos los marginados del egoísmo y la mediocridad humanos. Es la ineludible condena de aquel que asume la verdad, el amor, la libertad como actos naturales del vivir y choca contra el paredón de las convenciones sociales.

Más que una novela es un testimonio de amor, estremecido y estremecedor, un documento que reivindica el innato sentimiento lírico de la mujer y de la especie. Un drama apasionante, que respira poesía y que devuelve a la literatura argentina su jerarquía metafísica.

ALEANA, habitante de Buenos Aires: tal vez la vimos ayer en el subterráneo echando al aire sus discursos, José Sbarra sólo grabó a fuego su imagen -insobornable- dentro de una novelística aparentemente simple. Al talento creador le basta el ojo avizor, el que cala hondo en el corazón humano con el grave privilegio de mostrarnos esa luz original que la vida se empeña en ahogar. Admirable poder.

Aleana - José Sbarra

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ALEANA, personaje dominante y devorador porque resume en sí todo el peso de las marginaciones milenarias y universales. Marginación que se proyecta en un plano mucho más despiadado que el de las raciales o políticas.

Una figura humana que asume la condición trágica de todos los marginados del egoísmo y la mediocridad humanos. Es la ineludible condena de aquel que asume la verdad, el amor, la libertad como actos naturales del vivir y choca contra el paredón de las convenciones sociales.

Más que una novela es un testimonio de amor, estremecido y estremecedor, un documento que reivindica el innato sentimiento lírico de la mujer y de la especie. Un drama apasionante, que respira poesía y que devuelve a la literatura argentina su jerarquía metafísica.

ALEANA, habitante de Buenos Aires: tal vez la vimos ayer en el subterráneo echando al aire sus discursos, José Sbarra sólo grabó a fuego su imagen -insobornable- dentro de una novelística aparentemente simple. Al talento creador le basta el ojo avizor, el que cala hondo en el corazón humano con el grave privilegio de mostrarnos esa luz original que la vida se empeña en ahogar. Admirable poder.