Traducción, edición y estudio introductorio: Adolfo Ruiz Díaz

Ficino mantiene, a lo largo de su construcción, una firme convicción que le viene de los griegos. Es la identificación radical de Verdad y Belleza. La visión estética es un órgano de aprehensión decididamente metafísica que, para ponerse en marcha, necesita del impulso amoroso. El conjunto articulado de entes se comunica gracias a la activa posibilidad amorosa y ésta alcanza su tensión incitante en el alma humana. De tal manera el delirio amoroso es el más poderoso y eminente de todos, ya que los demás tienen necesidad de su apoyo. No se llega ni al delirio poético, ni al místico ni al profético sin una piedad ferviente, sin seria aplicación y culto asiduo a la divinidad. Y el amor encuentra su contraluz en la violencia corporal de la pasión o “líbido”. Porque el amor, insiste platónicamente Ficino, no es otra cosa que un esfuerzo engendrado por la visión de la belleza corporal para lanzarse en vuelo hacia la belleza divina. En cambio, la versión espuria del amor representa una caída de la vista al tacto: Adulterinus autem ab aspectu in tactum precipitatio.

De amore - Marsilio Ficino

$27.000
De amore - Marsilio Ficino $27.000

Traducción, edición y estudio introductorio: Adolfo Ruiz Díaz

Ficino mantiene, a lo largo de su construcción, una firme convicción que le viene de los griegos. Es la identificación radical de Verdad y Belleza. La visión estética es un órgano de aprehensión decididamente metafísica que, para ponerse en marcha, necesita del impulso amoroso. El conjunto articulado de entes se comunica gracias a la activa posibilidad amorosa y ésta alcanza su tensión incitante en el alma humana. De tal manera el delirio amoroso es el más poderoso y eminente de todos, ya que los demás tienen necesidad de su apoyo. No se llega ni al delirio poético, ni al místico ni al profético sin una piedad ferviente, sin seria aplicación y culto asiduo a la divinidad. Y el amor encuentra su contraluz en la violencia corporal de la pasión o “líbido”. Porque el amor, insiste platónicamente Ficino, no es otra cosa que un esfuerzo engendrado por la visión de la belleza corporal para lanzarse en vuelo hacia la belleza divina. En cambio, la versión espuria del amor representa una caída de la vista al tacto: Adulterinus autem ab aspectu in tactum precipitatio.